lunes, 16 de noviembre de 2015

Antonio Díaz Rodríguez, OCD, de la Virgen de los Remedios


Antonio Díaz Rodríguez, OCD

de la Virgen de los Remedios

 

Conocí al Hermano Antonio el día 1 de mayo de 1971. Fue una jornada singular.

Yo era novicio carmelita descalzo en Úbeda. Ese día, tres religiosos hacán su profesión, o sea, se consagraban a Dios, por el camino de la pobreza, castidad y obediencia. Sus nombres: Fray Antonio de la Virgen de los Remedios, Fr. Pedro de la Cruz, y Fr. Manuel de la Virgen del Carmen.

En principio, nada a destacar. Sin embargo, había algo para guardar en la memoria: Antonio hacía su profesión solemne, en Úbeda, donde murió San Juan de la Cruz. Él era conventual de Málaga; Pedro, al que le interrumpieron el noviciado años antes, por incorporarse a filas, en el servicio militar, y profesaba al cabo de casi 18 meses en total; y, Manuel, conventual de Úbeda, lo aprobaron los superiores para su profesión, como hermano, no corista, y miembro de la comunidad ubetense.

El primero tenía el cabello blanco, bien blanco; el segundo, rubio, bien rubio; y, el tercero, negro, azabache.  Tres profesos y tres colores en sus cabelleras, cortitas, pero auténticos y reales.

A sus 79 años Fr. Antonio Díaz Rodríguez, de la Virgen de los Remedios, ha cerrado sus ojos para el mundo y los ha abierto para Dios. Sucedió el día de Todos los Santos del Carmelo (14-XI-2015). Y su entierro se ha realizado dos días después, cuando la Orden celebra, en este año, la Conmemoración de todos los Difuntos Carmelitas; y por tanto, al Hº Antonio, el primero.

La iglesia y parroquia de Stella Maris, de Málaga, estaba repleta de gente, de amigos, familiares, sacerdotes y religiosos.

Entre estos últimos, destacamos a los de la misma Orden: PP Francisco Berbell (Plaza de España-Madrid), Juan Jesús (Arturo Soria-Madrid), Eugenio Mas, José Manuel Fernández, Maximiliano Panera, Atanasio Márquez, José Luis Zurita, Juan Hidalgo (todos de Málaga), Ramón Terrones, Francisco Gutiérrez, Antonio L. Leal (todos de Sevilla), Pedro Urdiales (Badajoz), José Manosalvas (Córdoba), Antonio Jiménez F. (Las Ermitas), Antonio J. de Torres y Francisco V. López (ambos de Úbeda). Junto con los Carmelitas había un buen ramillete de sacerdotes y religiosos como religiosas, de otras familias, el Carmelo Seglar y el mundo carmelitano. Y, por supuesto, su familia, hombres de Cártama y la feligresía parroquial.

En la misa funeral destacaron los cuatro padres carmelitas que intervinieron la realidad de la vida del Hº Antonio, recalcando: su amor a la Virgen María, bajo la doble advocación del Carmen y de los Remedios (Patrona de su pueblo, Cártama); la entrega y manifestación mariana por medio de la difusión, amor, y desvelos por las subscripciones de la  revista Miriam; el mucho amor a la comunidad de carmelitas y parroquia Stella Maris malagueñas, por su desvivirse y servicio, recorriendo la ciudad,  con la lotería de navidad, para terminar las obras de la fundación de los Padres en Málaga y allegar algo desde sus posibilidades. Su servicialidad y generosidad con todos, a pesar de ser parco en palabras, a lo largo de la vida. Y su carácter amable, atendiendo a toda la gente. Todo Málaga lo conocía, por su porte, estilo y pelo blanco.

Un detalle muy bonito de última hora: su féretro estaba cubierto por un manto azul,  bordado en oro de la Virgen de los Remedios; y los sobrinos depositaban el ramo de flores que adornaba el ataúd de su tío, tras el funeral, a los pies de la Virgen del Carmen; mientras todos cantaban la Salve Regina, encomendando al difunto hermano a la Virgen de la capa blanca.

Gracias por tu vida sencilla, hermano Antonio.

Ahora, seguro que el cantor del Señor y de la Virgen canta mejor en el cielo, inserto en el coro celeste.

Espéranos, hermano Antonio.

 

Francisco  Víctor López Fernández

16 de Noviembre, 2015

viernes, 13 de noviembre de 2015

Todos los Santos del Carmelo.

Ante el dolor tan grande por la masacre en la nación vecina de Francia, lo primero la oración. Que los Santos del Carmelo intercedan por todos.